Cacho Castaña: "Yo seguro que me voy al infierno"
A los 65, amplía su propuesta y graba desde clásicos como "A mi manera" hasta una canción de Air Supply. Además, hace una encendida defensa de Menem. Casado con una mujer de 28, canta en un tema nuevo que le "gustan las mujeres con pasado". Evoca las enseñanzas de los cafetines. Y piensa en una posible carrera en el exterior.
Gloria Guerrero ESPECIAL PARA CLARIN
Con un poquito de ironía, podría decirse que si algo no puede negársele a Cacho Castaña, es su coherencia: durante la última década (desde que se reinventó como cantor sensible del mapa porteño), en todos los reportajes que se le hicieron proclamó tres sentencias idénticas, y con idénticas palabras: Toqué el piano en una orquesta de tango hasta los 14; entonces llegó Elvis y me llenó la cabeza de humo; Bohemia era la de antes, y Yo escribo de la misma forma en que hablo. Son, las tres, excelentes imágenes para definir a este hombre de 65 años que, proviniendo de la más elemental música popular y del cine popular más elemental, terminó afianzándose en una exitosísima y meritoria carrera como compositor e intérprete de tango-balada, estilo que le sienta y que siente, y al que rinde honores sin discusión.
Hace un año y medio se casó con Andrea (28), casi cuatro décadas menor que él, hija de su viejo amigo Nicolás Sblano. Ahora, sin embargo, y lejos de apoltronarse en su discurso ya aprendido, el legendario galán atorrante de la canción ciudadana volvió a patear el tablero y edita un disco diferente. En Y ya nada fue lo mismo, muy poco es lo mismo.
"Lo que pasó es que no quise reiterarme...", dice. "No es que no vaya a grabar más tangos... ¡tengo ocho mil tangos para grabar!, pero ahora no quise. Realmente tuve ganas de mezclar un poquito, hacer algo diferente. Es la primera vez en mi vida, en cuarenta años de carrera, que grabo covers que no sean de tango... Por ejemplo, hice A mi manera, que ya es un clásico; esa canción me fascinó toda la vida: la música y la letra son perfectas. Me saqué un par de gustos así...
¿Cómo llegaste hasta "Without You" (Sin ti), de Air Supply?
Es que esa canción también la grabó I Pooh, un grupo italiano que la hizo en castellano hace mucho tiempo... Musicalmente, me trae recuerdos lindos de otra época, la época en que íbamos a bailar, en los años 70 y fines de los 60, yo qué sé... Tiene una cosa así, este disco (se ríe)... No quería llenar todo de baladas-tango, baladas-tango... dije: vamos a parar un poquito, total, en el próximo álbum vuelvo a lo de siempre. Este disco me divierte y va a divertir también a los chicos, que son los que me siguen ahora... Los chicos no conocen el tema de I Pooh (canta): "Yo recuerdo aquella tarde...»". No lo conocen, es increíble: a semejante tema, no lo conocen. Y de repente está bueno hacerlo, qué sé yo.
¿Cómo eras vos a fines de los 60?
Era más flaquito, era más lindo (se ríe). Y me la bancaba más. Pasaba tres días sin dormir y no me daba cuenta. Ahora, si no duermo una noche, al otro día estoy hecho pelota... Este disco tiene los recuerdos de otra época, de la adolescencia, las novias, los bailes de antes, el viejo Zodíaco, el viejo Bamboche, el viejo Manhattan de Liniers...
¿Este disco es como si alguien (recordando la costumbre de aquella época) se "armara" un casete con sus canciones favoritas?
Sí (se ríe), un poco es eso: una lista de preferidos. Además, no quise seguir una línea de nada. Si grabás todo un CD con baladas-tango, a mí se me hace que es una plomada. Y yo me siento cómodo con todo, porque soy Géminis, no te olvides: los Géminis no estamos bien de la cabeza. Yo un día me levanto y me gusta el tango, y al otro día me levanto y me gusta el rock. Un día me peino como tanguero; otro día me peino como rockero. Por eso este disco es así de loco: de golpe arranco con los hermanos Expósito cantando Chau no va más; hago la Milonga de Jacinto Chiclana (de Borges, musicalizada por Piazzolla), canto Para decir adiós a dúo con María José Demare, y después te encontrás con A mi manera, que la cantaban Sinatra, Elvis... esos pibes. Quise cambiar. A mí no me da ver a un tipo cantando sólo baladas-tango en un teatro: me quedo un rato y enseguida me voy a la mierda... El show tiene que ser, también, divertido: no podés emplomar a la gente con una lágrima, y otra lágrima, y otra lágrima... Eso no es lo mío. Por eso también me divierte cantar en vivo temas populares, como La reina de la bailanta, Quieren matar al ladrón... y este disco nuevo, de repente, me matiza el show. Si no, serían dos horas cantando tangos, y yo no me banco a nadie haciendo eso.
¿Ni a vos mismo?
Mucho menos a mí... Me aburro, claro: me canso. No. A mí me dan ganas de joder en el escenario, quiero saltar, bailar un rato, poner coreografías, minas que bailen, algo divertido...
Vos siempre repetís que una de tus características es escribir como hablás.
Sí, escribo de la misma forma en la que hablo.
¿Y qué hay de tu lenguaje en canciones nuevas de este disco como "Y apareciste tú" o "Tú, tan sólo tú"?
(Se ríe.) Las dos las compuse junto con mi amigo Carlos Marrero: él utiliza mucho el tú. Yo no lo utilizo para nada. Lo mío es vos, che, soy muy grasa. Pero cuando lo canto, el tú me gusta, es muy lindo. Además, con el tú espero tener suerte en el exterior, porque muchas veces afuera me rebotaron los discos: el cheísmo y el voísmo no van. Entonces me dije: bueno, por ahí de repente se me abre un poco más el mercado latinoamericano. Igual, mucho no me importa, porque no tengo ganas de viajar. Me importa tres carajos... pero bueno...
Otra cosa de la que siempre hablás es de la bohemia perdida, de aquellas escuelas de cafetines que ya no existen y donde se aprendía el oficio de vivir... Más allá de las anécdotas y los gratos recuerdos, por el contrario, ¿qué viste allí que te espantara?
El afano, los chorros, los que andaban con ferretería encima... Siempre los veía volver de algún lugar, contando guita. Les tenía pánico.
A pesar de los peligros de la "universidad de la calle", salvaste el pellejo...
Gracias a Dios tuve una niñez y una adolescencia muy lindas. Dos viejos maravillosos y dos hermanos mayores: éramos como los Campanelli. Mi papá era zapatero y yo fui modelista de calzado, al igual que uno de mis hermanos; mi otro hermano era aviador. Mis padres fallecieron ya, y mis dos hermanos también: murieron jóvenes, a los 40 y 45 años, los dos del corazón. Y eso te marca mucho, sos un poco como la familia que tenés. Aquí los llevo a los cuatro (muestra su mano derecha: en el dorso tiene tatuadas cuatro estrellas). Pero en los cafés se aprendía mucho, ojo: los mayores me enseñaron, por ejemplo, el respeto a la palabra usted. El usted era tremendo. Si un tipo tenía una canita, era el señor y era usted, era me permite, me perdona. Hoy es
¡che, loco! (frunce el ceño). Cuando perdés el respeto, perdés un montón de cosas. Aprendí eso, y a no faltarle el respeto a la hermana de un amigo. Cuando éramos pibes, la mirábamos pero no decíamos nada: seríamos incapaces de decirle algo a la hermana de un amigo. Hoy en día te la embarazan... Era distinto. Y lo distinto no es comparable.
Bueno, "hermanas de amigos", puede ser... Pero vos te llevaste a la hija de un amigo. ¡Eso es mucho peor!
Bueeeeeeno... sí, peor. Lo mío es peor. Yo seguramente me voy al infierno... Ya ves, a algunas de las cosas que me enseñaron en el café, no les di bola.
A los 65, amplía su propuesta y graba desde clásicos como "A mi manera" hasta una canción de Air Supply. Además, hace una encendida defensa de Menem. Casado con una mujer de 28, canta en un tema nuevo que le "gustan las mujeres con pasado". Evoca las enseñanzas de los cafetines. Y piensa en una posible carrera en el exterior.
Gloria Guerrero ESPECIAL PARA CLARIN
Con un poquito de ironía, podría decirse que si algo no puede negársele a Cacho Castaña, es su coherencia: durante la última década (desde que se reinventó como cantor sensible del mapa porteño), en todos los reportajes que se le hicieron proclamó tres sentencias idénticas, y con idénticas palabras: Toqué el piano en una orquesta de tango hasta los 14; entonces llegó Elvis y me llenó la cabeza de humo; Bohemia era la de antes, y Yo escribo de la misma forma en que hablo. Son, las tres, excelentes imágenes para definir a este hombre de 65 años que, proviniendo de la más elemental música popular y del cine popular más elemental, terminó afianzándose en una exitosísima y meritoria carrera como compositor e intérprete de tango-balada, estilo que le sienta y que siente, y al que rinde honores sin discusión.
Hace un año y medio se casó con Andrea (28), casi cuatro décadas menor que él, hija de su viejo amigo Nicolás Sblano. Ahora, sin embargo, y lejos de apoltronarse en su discurso ya aprendido, el legendario galán atorrante de la canción ciudadana volvió a patear el tablero y edita un disco diferente. En Y ya nada fue lo mismo, muy poco es lo mismo.
"Lo que pasó es que no quise reiterarme...", dice. "No es que no vaya a grabar más tangos... ¡tengo ocho mil tangos para grabar!, pero ahora no quise. Realmente tuve ganas de mezclar un poquito, hacer algo diferente. Es la primera vez en mi vida, en cuarenta años de carrera, que grabo covers que no sean de tango... Por ejemplo, hice A mi manera, que ya es un clásico; esa canción me fascinó toda la vida: la música y la letra son perfectas. Me saqué un par de gustos así...
¿Cómo llegaste hasta "Without You" (Sin ti), de Air Supply?
Es que esa canción también la grabó I Pooh, un grupo italiano que la hizo en castellano hace mucho tiempo... Musicalmente, me trae recuerdos lindos de otra época, la época en que íbamos a bailar, en los años 70 y fines de los 60, yo qué sé... Tiene una cosa así, este disco (se ríe)... No quería llenar todo de baladas-tango, baladas-tango... dije: vamos a parar un poquito, total, en el próximo álbum vuelvo a lo de siempre. Este disco me divierte y va a divertir también a los chicos, que son los que me siguen ahora... Los chicos no conocen el tema de I Pooh (canta): "Yo recuerdo aquella tarde...»". No lo conocen, es increíble: a semejante tema, no lo conocen. Y de repente está bueno hacerlo, qué sé yo.
¿Cómo eras vos a fines de los 60?
Era más flaquito, era más lindo (se ríe). Y me la bancaba más. Pasaba tres días sin dormir y no me daba cuenta. Ahora, si no duermo una noche, al otro día estoy hecho pelota... Este disco tiene los recuerdos de otra época, de la adolescencia, las novias, los bailes de antes, el viejo Zodíaco, el viejo Bamboche, el viejo Manhattan de Liniers...
¿Este disco es como si alguien (recordando la costumbre de aquella época) se "armara" un casete con sus canciones favoritas?
Sí (se ríe), un poco es eso: una lista de preferidos. Además, no quise seguir una línea de nada. Si grabás todo un CD con baladas-tango, a mí se me hace que es una plomada. Y yo me siento cómodo con todo, porque soy Géminis, no te olvides: los Géminis no estamos bien de la cabeza. Yo un día me levanto y me gusta el tango, y al otro día me levanto y me gusta el rock. Un día me peino como tanguero; otro día me peino como rockero. Por eso este disco es así de loco: de golpe arranco con los hermanos Expósito cantando Chau no va más; hago la Milonga de Jacinto Chiclana (de Borges, musicalizada por Piazzolla), canto Para decir adiós a dúo con María José Demare, y después te encontrás con A mi manera, que la cantaban Sinatra, Elvis... esos pibes. Quise cambiar. A mí no me da ver a un tipo cantando sólo baladas-tango en un teatro: me quedo un rato y enseguida me voy a la mierda... El show tiene que ser, también, divertido: no podés emplomar a la gente con una lágrima, y otra lágrima, y otra lágrima... Eso no es lo mío. Por eso también me divierte cantar en vivo temas populares, como La reina de la bailanta, Quieren matar al ladrón... y este disco nuevo, de repente, me matiza el show. Si no, serían dos horas cantando tangos, y yo no me banco a nadie haciendo eso.
¿Ni a vos mismo?
Mucho menos a mí... Me aburro, claro: me canso. No. A mí me dan ganas de joder en el escenario, quiero saltar, bailar un rato, poner coreografías, minas que bailen, algo divertido...
Vos siempre repetís que una de tus características es escribir como hablás.
Sí, escribo de la misma forma en la que hablo.
¿Y qué hay de tu lenguaje en canciones nuevas de este disco como "Y apareciste tú" o "Tú, tan sólo tú"?
(Se ríe.) Las dos las compuse junto con mi amigo Carlos Marrero: él utiliza mucho el tú. Yo no lo utilizo para nada. Lo mío es vos, che, soy muy grasa. Pero cuando lo canto, el tú me gusta, es muy lindo. Además, con el tú espero tener suerte en el exterior, porque muchas veces afuera me rebotaron los discos: el cheísmo y el voísmo no van. Entonces me dije: bueno, por ahí de repente se me abre un poco más el mercado latinoamericano. Igual, mucho no me importa, porque no tengo ganas de viajar. Me importa tres carajos... pero bueno...
Otra cosa de la que siempre hablás es de la bohemia perdida, de aquellas escuelas de cafetines que ya no existen y donde se aprendía el oficio de vivir... Más allá de las anécdotas y los gratos recuerdos, por el contrario, ¿qué viste allí que te espantara?
El afano, los chorros, los que andaban con ferretería encima... Siempre los veía volver de algún lugar, contando guita. Les tenía pánico.
A pesar de los peligros de la "universidad de la calle", salvaste el pellejo...
Gracias a Dios tuve una niñez y una adolescencia muy lindas. Dos viejos maravillosos y dos hermanos mayores: éramos como los Campanelli. Mi papá era zapatero y yo fui modelista de calzado, al igual que uno de mis hermanos; mi otro hermano era aviador. Mis padres fallecieron ya, y mis dos hermanos también: murieron jóvenes, a los 40 y 45 años, los dos del corazón. Y eso te marca mucho, sos un poco como la familia que tenés. Aquí los llevo a los cuatro (muestra su mano derecha: en el dorso tiene tatuadas cuatro estrellas). Pero en los cafés se aprendía mucho, ojo: los mayores me enseñaron, por ejemplo, el respeto a la palabra usted. El usted era tremendo. Si un tipo tenía una canita, era el señor y era usted, era me permite, me perdona. Hoy es
¡che, loco! (frunce el ceño). Cuando perdés el respeto, perdés un montón de cosas. Aprendí eso, y a no faltarle el respeto a la hermana de un amigo. Cuando éramos pibes, la mirábamos pero no decíamos nada: seríamos incapaces de decirle algo a la hermana de un amigo. Hoy en día te la embarazan... Era distinto. Y lo distinto no es comparable.
Bueno, "hermanas de amigos", puede ser... Pero vos te llevaste a la hija de un amigo. ¡Eso es mucho peor!
Bueeeeeeno... sí, peor. Lo mío es peor. Yo seguramente me voy al infierno... Ya ves, a algunas de las cosas que me enseñaron en el café, no les di bola.
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